En esta ocasión, nos gustaría hacer una referencia a un modelo pedagógico que combina lo presencial y lo no presencial con el uso de la tecnología como es el blended learning. Este modelo también podemos encontrarlo traducido como aprendizaje híbrido, aprendizaje mixto, aprendizaje combinado o en formatos de curso denominados semipresenciales. Este modelo surge desde lo presencial, como forma de ampliar los espacios y oportunidades de aprendizaje con la ayuda de la tecnología como herramienta. No son pocos los trabajos realizados en torno a la aplicación de este modelo, entre los que podemos mencionar el de Twigg (2003) o el de Blake (2008). En el primer caso, aunque no es específico de aprendizaje de segundas lenguas, recuperamos un texto de Bartolomé (2004: 14) que sintetiza la investigación:
“En este proyecto se rediseñaron 10 cursos en diferentes instituciones a fin de introducir tecnologías bajo un modelo de “blended learning”. El proyecto completo incluye 30 cursos. Se escogieron cursos básicos con un gran número de alumnos. Estos son algunos resultados en relación con la mejora de la calidad: cinco de los proyectos encontraron mejoras en el aprendizaje, cuatro no encontraron diferencias significativas y uno no llegó a resultados. Todos los proyectos encontraron incrementos significativos en la relación entre enseñar-aprender haciendo el proceso más activo y centrado en el estudiante. El principal objetivo era mover al estudiante de un papel más pasivo a otro más activo.”
En el caso de Blake (2008), sí se aplicó sobre estudiantes de español como lengua extranjera en la Universidad de California – Davis. Se trata de un estudio en el que se recopilan datos sobre producción oral de estudiantes que cursan modalidades de curso distinta (presencial, semipresencial y a distancia) a través de un test telefónico. El estudio es amplio por lo que os invitamos a la lectura a través de este enlace.
Y desde estas referencias hasta hoy la evolución tecnológica ha provocado que se produzcan múltiples avances pedagógicos, como el desarrollo y estudio de propuestas como el flipped learning.
Se trata, por tanto, de un modelo pedagógico en el que hay cabida para diferentes metodologías. Sin embargo, lo más importante de este modelo es, a nuestro juicio, el rol del profesor: su labor de facilitación, la creación de oportunidades de aprendizaje y la capacidad de usar la tecnología para crear experiencias memorables para sus estudiantes. De nada sirve aplicar viejas pedagogías sobre nuevas tecnologías si lo que pretendemos es acercarnos a la realidad del estudiante, a sus vivencias, a su forma de acceder a contenidos y a su manera de comunicarse. Ayudémosles a explorar, a descubrir, a resolver problemas, a cooperar, a realizar proyectos y a que, para todo ello, utilicen el español como lengua de comunicación.
Sin embargo, a pesar de todos los beneficios que podemos vislumbrar, existen también algunas sombras cuando tratamos de trasladar este modelo a la realidad de nuestras aulas. Algunas de ellas podrían ser las que tienen que ver con la formación del profesorado, la resistencia a los cambios tanto en profesores como en estudiantes, la denominada “brecha digital” o la falta de colaboración entre profesores, centro y el resto de agentes participantes en el proceso.
Pero no nos quedaremos en la pura descripción del modelo y en las aplicaciones teóricas de la tecnología, sobre las que tanto se ha escrito ya, sino que en PDP ELE vamos a tratar de llevar la teoría a la práctica, de dar ejemplos concretos, y de analizar cómo integrar las herramientas tecnológicas dentro de un modelo pedagógico cuando estas sean beneficiosas para el aprendizaje de nuestros estudiantes.
¿Qué os parece este modelo que cada vez comienza a llevarse a cabo en más centros? ¿Habéis tenido ya alguna experiencia que queráis compartir? ¿Con qué obstáculos os habéis encontrado?
Como siempre, aquí podrás encontrar algunas lecturas y añadir otras que conozcas y que quieras compartir.
Patricia Sánchez
25 Nov 2015Hola.
Me parece que el modelo tiene mucho potencial.
Este otoño comencé mi primer curso Blended Learning y he de admitir que se encuentran más obstáculos de los esperados. A pesar de que en el catálogo de cursos de la escuela de idiomas estaba descrito como un curso online-offline, varios de los estudiantes que se apuntaron apenas controlan los ordenadores. Pero además, de los obstáculos que eso puede suponer, hay otras cosas que hacen de la experiencia Blended Learning no tan apasionante como esperaba 🙂
Supongo que todo es cuestión de ir cogiendo notas, mejorar lo mejorable y en enero volver con nuevas ideas.
Mi intención es en enero flipear la clase. Estos tres meses han sido una primera toma de contacto, tanto para mí como para los estudiantes. Para ello, voy a necesitar mucha formación adicional, por eso no pienso perderme el PDP este año.
Espero impaciente.
Saludos,
Patricia