Integrar aplicaciones digitales para formar una identidad lingüística
Con Álvaro Sesmilo
Hemos oído hablar de aplicaciones digitales en el aula de idiomas en multitud de espacios de formación. Hemos reflexionado desde varias perspectivas de los factores afectivos que influyen en el aprendizaje de lenguas extranjeras. Lo que quizás no tenemos tan presente es el nexo de unión entre ambos. ¿Puede ayudarnos la tecnología a mejorar la afectividad en nuestra aula? Suena paradójico, pues la afectividad se asocia con cercanía, con contacto directo, pero esto es simplificar demasiado todo lo que implica integrar la afectividad en el plano docente y desarrollar, así, la llamada identidad lingüística.
Afectiva es la motivación, el entusiasmo, la capacidad de «lanzarse a la piscina» y crear output, aunque no se entienda muy bien al principio, pero que produzca aprendizaje. Learning by doing es fácil de decir, pero efectuarlo es mucho más complicado. Además, entran en juego factores a los que solo le damos importancia cuando aprendemos una lengua extranjera. Por ejemplo, sabríamos enseñar el hecho lingüístico, analizarlo en su contexto y explicar su uso más o menos cotidiano, ¿pero tenemos igual de presente el impacto que provoca en otros hablantes y cómo deben tomarse las reacciones a ese efecto los estudiantes?
El aula de idiomas es un laboratorio en el que se hacen pruebas de la vida real. No obstante, la clase en sí misma es también la vida real: crea ansiedad, rechazo, miedo, etc. Estos factores afectivos negativos están tan presentes cuando aprendemos a desenvolvernos en una nueva lengua (y cultura/s), que debemos buscar la manera de paliarlos. ¿Cómo? Un buen modo es empleando las tecnologías como pantalla, como laboratorio de idiomas y como reflejo de una identidad lingüística proyectada.
«¿Cómo me imagino como hablante ideal de español?»: es una buena pregunta que podemos hacerle a nuestros estudiantes, y que ellos pueden resolver no siempre mediante palabras, sino también mediante avatares. Y es que los avatares, tal y como corrobora la reseña de Guadalingo de Mario Eugercios (2017) en el 56º Boletín de ASELE (págs. 117-122), son una magnífica oportunidad para trabajar la llamada self-presentation. ¿Qué tienen los avatares que lo permiten?
- Son personalizables
- Proyectan una idea de nuestro carácter ideal
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Descubren las potencialidades creativas
- Permiten «ocultarse» sin llegar al anonimato
- Eliminan la vergüenza ante la interacción
- En videojuegos o foros (entornos virtuales) suelen hacerse con un propósito
- Fortalecen la autoestima y la confianza
Álvaro Sesmilo (@Alvaro_Sesmilo), investigador especializado en la identidad lingüística a través de su doctorado en la Universidad de Alcalá de Henares, nos da unas pinceladas sobre cómo el avatar y entornos virtuales de aprendizaje como Guadalingo pueden ayudarnos a mejorar esta identidad lingüística de los estudiantes, lo que les permitirá desarrollar una mayor motivación por el aprendizaje del español y una competencia comunicativa más efectiva. ¿Quieres saber cómo?
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Edumundi
10 Mar 2018gracias me fue de mucha ayuda gracias
missbudgetbeauty
11 Mar 2018Gracias, Alex, tomamos nota.
knut
12 Mar 2018Son personas muy sensibles a las circunstancias ambientales a las que se enfrentan, y la percepción que estos individuos tienen de una inminente separación, rechazo o la pérdida de la estructura externa, pueden ocasionar cambios profundos en la auto-imagen, afectividad, cognición y comportamiento final.