Evaluar es un proceso natural, que de manera cotidiana hacemos, conscientemente en la mayoría de las veces. Por ejemplo, cuando consideramos una hora determinada para salir de casa y no llegar tarde al trabajo, estamos evaluando diferentes posibilidades, como ir andando, salir diez minutos antes, coger el Metro o, si se nos pegan muchos las sábanas, ir en taxi. En el supermercado evaluamos qué carnicería tiene mejor relación calidad-precio. En el cine evaluamos si la película cumple nuestras expectativas o es un auténtico bluf. Son procesos simples de evaluar agentes y situaciones externas.
Chema Romero
Editorial Edinumen - CEU Cardenal Herrera
Si nos trasladamos a la clase, el proceso de evaluación es continuo: evaluar programaciones, si los objetivos marcados se cumplen o hay que reformularlos, el progreso de los alumnos, si los medios y recursos con los que podemos contar cumplen su función y realmente sirven en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Por tanto, la evaluación parece una tarea acotada a las responsabilidades docentes, pero cada vez más debemos centrarnos en favorecer, dentro de todo este proceso, la autoevaluación del alumno para conseguir que se sienta todavía más protagonista.
¿Qué he aprendido? ¿Para qué me sirve lo que acabo de aprender? ¿Por qué lo he hecho? ¿Cómo puedo desarrollar todavía más mis capacidades? Estas son algunas de las preguntas que nuestros alumnos tienen que hacerse al final de cada lección y que nosotros, docentes, tenemos que favorecer. Por tanto, ¿cuáles son las ventajas asociadas? Veamos algunas de ellas:
- Es un medio para que el alumno tome conciencia de cuál es su nivel de progreso.
- Ayuda a los alumnos a tomar parte de la responsabilidad en el proceso.
- Les motiva y les supone un refuerzo positivo.
- Sirve al docente para saber qué importancia le dan sus alumnos al aprendizaje.
- Favorece la reflexión individual.
- Favorece autonomía del alumno y ayuda al alumno en el proceso de autoconocimiento.
Que el alumno tome conciencia de que es un elemento fundamental dentro del proceso, que estamos ahí para que desarrolle capacidades y habilidades pero que deberá tomar la iniciativa para evaluar aquello que aprende, será un reto que no siempre conseguiremos, pero que debemos marcarnos como objetivo. Entonces, ¿cómo podemos preparar al alumno para que se autoevalúe y consigamos así lo que nos planteamos?
Fuente: Evaluación del desempeño
- Debemos orientar a los alumnos a realizaresa autoevaluación con total seriedad y un nivel alto de corrección (tenemos que darle seriedad y validez al proceso).
- Al comienzo de cada unidad debemos proporcionar al alumno una lista de aquellos aspectos concretos que pretendemos queautoevalúe con el fin de asegurar desde el inicio que entiende aquella tarea que le encomendamos y alcance, de esta manera, unas conclusiones realmente válidas.
- Debemos informar también de las competencias que esperamos que nuestros alumnos desarrollen (incluso indicando el grado) y los criterios de evaluación que seguiremos en el proceso.
- Debemos guiarles en todo momento y que no pierdan subjetividad, no debemos olvidar que, por norma general, los alumnos no están preparados para evaluarse a sí mismos y todavía están formateados para que la evaluación recaiga sobre nosotros, por eso nuestra labor de acompañamiento es fundamental.
Toda esta labor, aviso para navegantes, no siempre será fácil de realizar, ni tampoco ideal. Antes de eso debemos conocer a nuestros alumnos, determinar si actividades de este tipo tendrían cabida en ese grupo, si sería bien aceptado, si tenemos tiempo o, más simple todavía, si tendía sentido su implantación. No siempre vamos a contar con tiempo ni medios, pero siempre podemos tenerlo en mente. A veces unas simples preguntas pueden servir para que el alumno se replantee lo que va sucediendo en clase. Podemos, por tanto, diseñar y utilizar una serie de herramientas básicas para el alumno: fichas y plantillas para la autoevaluación. Veamos, ejemplificada, un tipo de actividad que podríamos hacer con nuestros alumnos al finalizar un trimestre:
Actividad 1
En esta actividad vas a evaluarte y vas a dejar que otros lo hagan. En la columna “Autoevaluación” deberás puntuar de 1 a 5 según estés de acuerdo o no con esas indicaciones. Después pasarás esta ficha a un compañero que hará lo mismo (Coevaluación) y, finalmente, entregarás la ficha al profesor, que realizará un proceso de evaluación sobre aspectos que se refieren a ti (Heteroevaluación). Finalmente deberás determinar cuáles son tus valores más destacados y qué aspectos crees que deberás mejorar y cómo podrías hacerlo.
AUTOEVALUACIÓN | COEVALUACIÓN | HETEROEVALUACIÓN | |||
Muestro interés en mis tareas |
| Respeta opinión de los compañeros |
| Llega puntualmente a las clases |
|
Me esfuerzo en superar mis dificultades |
| Ayuda a los compañeros |
| Siempre tiene el material preparado |
|
Planteo mis dudas al proceso de manera habitual |
| Fomenta la integración de los miembros del grupo |
| Demuestra interés y voluntad en mejorar y aprender |
|
Reviso y estudio los conocimientos adquiridos |
| Reconoce los logros grupales e individuales |
| Es consciente de sus dificultades y lo que debe hacer para superarlas |
|
Organizo efectivamente mi tiempo de estudio |
| Emite opiniones y juicios acertados. |
| Es organizado y metódico |
|
En esta otra actividad, que podemos presentar al alumnado en los primeros días de un nuevo curso escolar, trabajaremos con el recurso del avatar para que se describan y hablen de sí mismos, intentando que las respuestas que nos den se encaminen hacia el proceso formativo.
Actividad 2
Imagina que este personaje te representa y quieres hacer una descripción tuya para que tu profesor pueda conocerte mejor. Describe cuáles son tus principales virtudes y posibles defectos en el proceso de aprendizaje. Utiliza la tercera persona del plural.
Ejemplo – Esta es Paula, tu estudiante de español. Paula es muy organizada y todos los días repasa sus apuntes en casa. A Paula le gustan las actividades con música, pero se aburre un poco con las lecturas
Estas son solo algunas actividades, existen muchas más, simplemente tenemos que adaptarlas a la realidad del aula. Veamos otros ejemplos, estos de un manual, donde mediante preguntas simples conseguimos que el alumno reflexione sobre qué estrategias de aprendizaje le funcionan mejor, cuáles son sus principales dificultades, por ejemplo, si con recursos visuales mejora su comprensión de un texto, etc.
Pincha en las imágenes para ampliarlas
Nuevo Prisma Fusión B1/B2, página 26, actividad 2.1.
Nuevo Prisma Fusión B1/B2, página 72, actividad 1.1.
Nuevo Prisma Fusión B1/B2, página 119, actividad 1.2.
Por tanto, esta metodología de trabajo nos ayudará también a conocer mejor a nuestros alumnos, cómo les podemos ayudar y de qué manera podemos presentarles los conocimientos y dinámicas que queremos que adquieran. De esta manera conseguiremos adaptar mejor todavía todo aquello que pretendemos ofrecer y que nuestros alumnos realmente valoren y comprendan lo que están aprendiendo.